Tradicion española: ¡El demonio salta sobre los niños!

Cada una de las culturas españolas cuenta con tradiciones muy características e inusuales, lo cual habitualmente es algo innegable no solo para el bien de las poblaciones, sino también para proteger a los habitantes, a pesar de que no lo parezca y exactamente ese es el objetivo de la tradición de El Colacho que se celebra en la pequeña localidad española del Castrillo de Murcia, en la que un demonio salta sobre los niños nacidos durante el año, lo cuales han sido colocados previamente en el suelo.

El Colacho, un demonio que salta sobre los niños

El Colacho es una tradición que comenzó en el año 1621 y desde entonces se realiza cada año. Este es un demonio o un hombre que salta sobre los pequeños que nacieron ese año con el propósito de alejar cualquier mal de ellos. Lo más popular de dicha tradición es que cuando el Colacho, un demonio con la cara tapada, un castañuelón y también con un palo, además de una cola de caballo, salta sobre unos 30 colchones con 4 pequeños que no tienen más de 6 meses de vida.

Los habitantes de la localidad tienen la creencia de que la tradición de El Colacho, a través de ese “salto” puede hacer que el peligro se aleje de los bebes.

Fiesta de interés turístico nacional

La tradición de El Colacho, fue declarada una fiesta de Interés Turísitico Nacional, y es conocida alrededor de toda España, por lo que anualmente llegan algunos bebés de distintas partes del país para ser parte de esta celebración.

En esta celebración todo es por el bien de los niños; el hombre que salta sobre los pequeños, es decir, el Colacho, se trata de una pintoresca representación del demonio, es por ello que lleva una peculiar máscara y una vara que utiliza como arma. Esta celebración se realiza el domingo luego del Corpus Christi, y normalmente se dice que el salto librará a los niños del pecado original. Después del salto del demonio sobre los niños, éstos suelen ser bañados con pétalos de rosa, lo cual representa su nueva pureza. Esta festividad en realidad se trata de un tipo de bautizo comunitario bastante simbólico no solo para los bebés sino para todo el poblado en general.

Pero esto no se termina ahí, una vez que el Colacho haya liberado del pecado a los pequeños niños, debido a que el demonio no logra quedarse tranquilo, empieza a perseguir a cada uno de los asistentes arrojando golpes al mover su vara. Para luego por fin ser llevado a las afueras del poblado por una muchedumbre especial de compasivos con el propósito de que no regrese de nuevo, o al menos hasta el siguiente año.

Posiblemente, para algunas personas pueda ser una tradición riesgosa y sin sentido, por lo que no permitirían que sus pequeños participaran. Pero para los habitantes de Castrillo de Murcia y para los visitantes que llegan anualmente.

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