El 19 de febrero del presente año Madrid se ha llenado de júbilo, esperanza y sobre todo de emoción, ya que un Águila Imperial desplegó sus hermosas alas hacia la libertad por primera vez.
La historia del águila imperial de Galapagar
El miércoles pasado en la región de Galapagar, se echó a volar y se le ha visto perderse entre las suntuosas montañas en sólo segundos.
A esta hermosa águila se le ha colocado el nombre de César, tiene sólo un año y posee un hermoso plumaje de tonos varios de marrón claro acorde a su edad y el cual estuvo viviendo resguardado justo al nacer, en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres Cuyas siglas son (CRAS) perteneciente a la comunidad de Madrid,
No solo su estampa es fenomenal, sino el hecho de que desde los años 50 no había sido posible observar tantas parejas de águilas, considerada un ave perteneciente a la Península Ibérica, siendo una de las aves más buscada, emblemática y además en peligro de extinción.
Hasta ahora han sido contabilizados 71 pares de las 400 que solían surcar el cielo español.
Según palabras del consejero del Medio Ambiente, Carlos izquierdo y quien tuvo el honor de liberar a César para que pudiera ser libre, la población de este majestuoso animal se había triplicado desde el año 2000 y duplicado desde el 2014, lo que es bastante significativo para la fauna española.
No es costumbre colocarles nombres o motes a los animales de la reserva animal presentes en CRAS, pero por primera vez hicieron una excepción, debido a que a César lo encontraron unos excursionistas quienes se comunicaron con los agentes forestales.
Estos lo trasladaron rápidamente al Centro de recuperación de la vida silvestre de Tres cantos.
Cuando lo encontraron el ave estaba totalmente deshidratado y se encontraba herido, se presume que cayó del nido. Tras una larga recuperación de un año, era conveniente llevarlo a su hábitat natural a ver si se adaptaba, por lo que el jefe del área de flora y fauna de la comunidad de Madrid, el Sr. José Lara opina que más allá de salvarlo, su trabajo es el de enseñar principalmente a sobrevivir en un hábitat que le es totalmente desconocido, por lo que hubo que enseñarle a cazar.
Si no cazaba de otro modo no sobreviviría, ya que la idea no es proveerla del alimento sino que desarrollase sus instintos naturales de caza, apareamiento y de formar su propio nido.
Al estar en su hábitat natural tendrá que hacerse de un espacio y echar a sus congéneres machos para aparearse, por lo que es importante que se reproduzca para que el número de parejas vaya en aumento, debido a que por ser territoriales, cada pareja ocupa hectáreas que no comparten.
El águila imperial está casi extinto y aún considerado en peligro de extinción, debido a la caza desmedida de esta ave de rapiña porque acababa con la cría de conejos y perdices, fuente de alimento de los habitantes de Galapagar hace 50 o 60 años atrás.
En ese momento el águila se encontraba en la lista de los animales salvajes a reducir su número, ya que se desconocía su importancia para el equilibrio natural, junto con la comadreja, el tejón, el lobo, el lince y el gato montés, entre otros depredadores.
Es al comenzar los años 70 cuando ICONA, el Instituto de Conservación de la Naturaleza, se declara a favor de estos animales y comienza un arduo trabajo a favor de estas especies.
En los años 80 se establece el primer decreto nacional por lo que se comienza a proteger a toda especie en peligro de extinción, según Luis del Olmo, director general de Medio Ambiente y Sostenibilidad.
El águila imperial aún sigue en peligro
A pesar de todo el esfuerzo de todos estos años el águila imperial continúa, entre otras especies, en peligro de extinción. Sacarla de esa categoría no es tarea fácil puesto que anteriormente era una especie netamente ibérica y ahora ha migrado al norte de África.
A diferencia del águila Real que se encuentra dispersa por todo el norte de Europa, mientras que el Águila imperial es sólo de Portugal y española, formada por el 99% de la población a excepción de las que se han trasladado a Marruecos
César entre los cambios que sufrirá se encuentra su plumaje, el cual al llegar a su etapa adulta cambiará totalmente de color, aproximadamente a los cuatro o cinco años.
Para ese entonces su plumaje será marrón tipo chocolate y sus hombros se verán cubiertos por una especie de manto blanco espectacular. En dado caso que se empareje, logra alimentarse cazando y si sobrevive a las acometidas de la naturaleza, podrá volar y vivir durante 20 o 25 años más.
¿Porque es importante que se empareje?
Lo que se quiere es que forme parte de las parejas porque es la única forma que pueda reproducirse, porque si fueran todas las aves machos no podrían aparearse, además de que muchos de ellos van y vienen a diferentes regiones.